Hace ya más de veinte años que se protegió un espacio natural en un pequeño rincón de la cordillera Cantábrica. Esa pequeña porción de la gran divisoria cantábrica, que a primera vista puede parecer poca cosa, se ha ido ganando un hueco en las agendas de excursionistas, montañeros y visitantes en general. Y es que, si comparáramos a las montañas cantábricas con un roscón de reyes, la Montaña Palentina sería el bocado que esconde la sorpresa.
Poco a poco, la Montaña Palentina, está pasando de ser La Bella Desconocida a ser La Bella Reconocida, porque quien descubre el norte palentino, repite y se convierten en embajador de este territorio. Y eso es lo mejor que le puede pasar a estas montañas que luchan por no convertirse en otro punto negro de la España vaciada. El turismo rural y activo es un motor económico que puede asentar población y evitar que el norte de Palencia se vacíe del todo, así que, ¡bienvenidos a la Montaña Palentina! y que ¡Viva la Montaña viva!
- Pinar de Velilla - Pico del Fraile - Pico Espigüete - Lagos del Ves - Peña Prieta - Pico Curavacas - La piedra que tiembla - Peña de Santa Lucía - Majada de los Bueis - Peña Ciquera - Peña Tremaya - Pico de la Celada - Senda del escultor Ursi - Puente Rojadillo - Las Tuerces.