Frente a las costas del Delta del Ebro, en la fluctuante y arenosa isla de Buda, se levantó en 1864 un faro metálico de cincuenta metros de altura fabricado en Birmingham e imaginado por el madrileño Lucio del Valle. Hoy este fascinante faro está sumergido en el fondo marino a unos pocos kilómetros de la isla.