PANCORBO, LUIS
Moldavia es el principio tras las huellas de un Pushkin exiliado. El Mar Negro de Ucrania viene luego con la Odesa de las escaleras de Potemkin. Y más allá Crimea, la bella península de nuevo bajo Rusia. En Yalta vivió Chéjov poco antes de su muerte. En Sebastopol Tolstói narró el asedio de franceses y británicos que pretendían invadir Rusia. La mayor sorpresa en la profunda Ucrania es descubrir Terechowa, la aldea donde nació Joseph Conrad. Después el viajero se puede adentrar en las cavernas de Kiev y en la Poltava donde nació Gogol. Caminos y letras. Y al revés. Es una Europa del Este, desde el Mar Negro al Báltico, vista con ojos actuales atentos a la tradición y a la escritura. Cracovia, la culta ciudad polaca, vio nacer al antropólogo Malinowski, el argonauta de los mares del Sur, y fue donde vivió Conrad de adolescente. A una hora y media de allí, el horror más real, los crematorios de Auschwitz y Birkenau. En Vilnius, capital de Lituania, incubó su rebeldía Czeslaw Milosz, Nobel de Literatura. Y en la letona Riga el granadino Ganivet puso fin a sus utopías.