ALEGRE, JOAQUIN
Nuestra sociedad ha hecho del viaje (lúdico) una seña de identidad (social); no obstante, le cuesta enfocar los sentimientos que impulsaban a los antepasados, porque entonces el itinerario no era ejercicio, sino fatiga, tampoco era diversión, sino deber.
Y, sin embargo, las calzadas se llenaron de peregrinos que ponían sus pasos al servicio de un propósito espiritual. Costumbres, miradas y habilidades nuevas llegaron y se fueron por esos cauces. Fue tal la influencia de esa marea humana que se hace decir a Johann Wolfgang von Goethe: Europa nace con la peregrinación y el cristianismo es su lengua.
En este libro se condensan las claves para entender uno de los fenómenos más sobresalientes de la cultura occidental.